Me acabo de dar cuenta que me equivoco frecuentemente, tan de continuo que llego a pensar que tal debe de ser mi condición, y que me voy estampando en el muro una vez tras otra ante no sólo mi propia mirada, sino también ante la tuya que tanto me importa.

Pero de vez en cuando acierto, y cuando acierto vuelo como un gorrión, siento el sosiego del espíritu templado y me apresuro a compartirlo con los demás. Esto es lo que siento al haber incluido en la programación de Art Room la vuelta de los trabajos plásticos de Ruben Aranda.

“Inquietud” es la nueva serie de este artista inquieto, que fabrica grietas por donde entrevemos nuestras necesidades y carencias. Tan pronto puede ser liberador como contenido o escondido. La imaginación del máximo común divisor es un requisito imprescindible para recorrer mínimamente toda la multiplicidad de formas que acechan para emerger ante nuestras sensaciones.

El resultado es un conjunto de esculturas, algunas en bulto redondo y otras en alto relieve, en estado de vibrante situación, donde convive lo oculto y deteriorado con el ímpetu de los dioses.